Una pizza podría ser mucho más que masa de harina horneada, cubierta de tomate y mozzarella, lista para comer. Eso lo evidencia la exhibición Pizza Time en la Galería Marlborough de Nueva York, que puede ser visitada hasta el 6 de octubre. Allí, este popular plato se convierte en obra de arte. Son pizzas diferentes y, aunque ni huelen ni se comen, pueden “saborearse” con la vista en las paredes del nuevo espacio de Marlborough en Broome Street.
Pizza Time cuenta con más de 25 obras de arte que tienen como protagonista a esta sabrosa comida italiana. Se trata de una exposición curada por la directora asociada de la galería, Vera Neykov. Las creaciones están firmadas por artistas de la talla de Willen de Kooning, Michelle Devereux, Andrew Kuo, Jonah Freeman, John Baldessari y Darren Bader, entre otros. Sobre las paredes de la sala se pueden admirar las más imaginativas creaciones, por ejemplo: la caja semi abierta que deja entrever una pizza recién horneada de champiñones y aceitunas, una obra de Catharine Ahearn, o la gran pizza conformada por 20 trozos, creación de John Riepenhoff.
Entre los trabajos se incluye una fotografía still-life de Oto Gillen, que se hace eco de un lienzo de Abraham van Beyeren. Tan sólo verla hace salivar, deseando arrancar un trozo de pizza de peperoni de la que cuelga un apetitoso queso fundido que parece caer al suelo.
“Compartir una pizza es una metáfora de comunidad y reunión”, afirma Neykov. Es bello ver cómo los placeres cotidianos devienen en piezas de arte. Es algo inspirador y, en este caso, además, ayudan al apetito. No será raro entonces que, después de visitar la exhibición, sigamos disfrutando de Pizza Time en la pizzería más cercana de la zona. ■