Uno de los espacios naturales más admirables del norte de Europa se encuentra en las llamadas Islas de Åland, “tierra de agua” en sueco. Es un archipiélago situado en el mar Báltico, entre Suecia y Finlandia, que está formado por más de 6.700 islas, islotes y escollos de origen volcánico surgidos aproximadamente hacia el año 8000 a.C.
Las Åland conforman una provincia autónoma, en la que curiosamente el idioma oficial es el sueco, aunque pertenece a Finlandia. Esto es debido a que las islas estuvieron pobladas por vikingos en la Edad Media y pertenecieron al reino sueco durante siglos.
El archipiélago consta de unas 300 islas habitables, pero en realidad sólo 80 de ellas están habitadas. Es el lugar idóneo para aquéllos que buscan disfrutar del relax, de la espectacularidad de paisajes vírgenes, de la delicia de las auroras boreales y de esos silenciosos atardeceres infinitos del verano escandinavo que reconfortan al cuerpo y enriquecen el espíritu.
El turismo es la principal fuente de ingresos de las islas. Éstas se promocionan como un “destino de naturaleza”, en el cual realizar actividades al aire libre como tours en bicicleta, senderismo o paseos en kayaak. El archipiélago presume de tener más horas de luz solar que cualquier otro lugar de Escandinavia.
Fasta Åland, la isla principal, representa el 70 por ciento del área total del territorio y en ella vive un 90 por ciento de la población. La provincia consta administrativamente de 16 municipios, entre los cuales Mariehamn es el único que tiene el rango de ciudad. Aunque la forma habitual de acercarse a las islas es en avión, ya sea desde Estocolmo o Helsinki, la mejor manera de llegar es mediante los ferries, que son lo más parecido a los cruceros.
La mayoría de los visitantes procedentes del extranjero se sorprenden al descubrir que estos enormes barcos operan entre las pequeñas islas. Las naves salen varias veces al día, y tienen restaurantes, todo tipo de entretenimientos y ventajosas tiendas, libres de impuestos, a bordo. Los pasajes son sorprendentemente baratos, sobre todo si se tiene en cuenta que son auténticos palacios flotantes.
Al viajero podría parecerle que las islas Åland son un lugar inhóspito sin demasiadas comodidades, pero es una idea que inmediatamente queda rechazada al llegar al destino. Alojarse es una decisión complicada, pues existen más de 160 opciones en 72 lugares, desde un hotel de lujo a un acogedor bed and breakfast, o una estupenda casa en la playa con todas las comodidades imaginables. Y si visita Åland en su propio barco, hay 17 coquetos puertos a su disposición alrededor de las islas.
Resulta francamente recomendable el hotel HavsVidden en Geta, situado en un entorno de embriagante belleza natural, que ofrece un lujo inusual en un lugar tan apartado. Sauna, piscina, jacuzzi… y la posibilidad de tomar un baño junto a los acantilados o dar un relajante paseo por el muelle del puerto deportivo admirando los barcos y la pausada quietud azulada del agua. Además cuenta con un notable restaurante en el que se sirven deliciosos platos nórdicos, elaborados con productos que gentilmente ofrece la isla y el mar.
Los lugares imprescindibles que hay que visitar son:
Mariehamn.
Capital de las Islas Åland, es ideal para pasear, visitar el pintoresco barrio marítimo y el interesantísimo museo situado alrededor del famoso barco velero Pommern, que fue construido en 1903 y utilizado para transportar grano desde Australia. También se puede disfrutar de un delicioso café en una de las variadas cafeterías de la ciudad, visitar sus tiendas de artesanía o, si lo prefieren, alquilar una bicicleta —el medio de transporte más utilizado— y perderse por uno de los estupendos parques situados al sur, para acabar la jornada con uno de los principales pasatiempos de los isleños: un delicioso picnic.
El castillo Kastelholm.
El único castillo medieval en Åland. Fue construido en el siglo XIV y ha tenido, desde entonces, varios prisioneros reales. En 1556, el rey sueco Gustav Vasa fue “huésped” del castillo y en 1571 el rey Erick XIV estuvo preso en él.
Museo al aire libre de Jan Karlsgården.
Situado cerca del castillo Kastelholm y construido como réplica de la típica granja de finales del siglo XIX. Allí se puede ver la antigua prisión museo de Vita Björn, construida en 1784 y utilizada como prisión civil durante 200 años. Ruinas de la Fortaleza de Bomarsund. La fortaleza rusa de Bomarsund fue una increíble construcción antes de que ingleses y franceses la destruyeran en 1854. Pero aun así, vale la pena visitarla.
Fábrica de cerveza de Åland.
Aquí se elabora la cerveza de Åland: la Stallhagen. A través de un tour programado por la fábrica podrán observar todo el proceso de elaboración de la cerveza y en el bar del interior podrán probarla mientras ven como se fabrica.
Museo de caza y pesca de Åland.
En este museo, situado en Eckerö, conocerán las artes de caza y pesca de los antiguos nativos. Un museo etnológico de enorme interés.
El archipiélago de las Åland sigue siendo totalmente desconocido para el turismo de masas. Un lugar de Europa donde aún es posible perderse. Åland basa su oferta turística en su naturaleza: senderismo, surf, golf, piragüismo o pesca, entre otras actividades. En general, es un destino para quienes buscan la calma y quieran alejarse de las aglomeraciones. Una especie de paraíso terrenal para disfrutar sin agobios de ningún tipo. ■