En cuanto conocí a Julie Mimran supe que era una artista diferente. No era excéntrica, ni tenía esos rasgos estereotipados que suelen esperarse de un pintor. La artista que tenía ante mí, y que celebridades como Bono, la princesa Carlota de Mónaco y Tony Parker han solicitado para recrear sus retratos, era brillante, alegre y totalmente terrenal.
JULIE MIMRAN.
El encuentro fue en la nueva galería Lululaboratorium, en el corazón del distrito de Wynwood, que es conocido por tres cosas: gente joven, buena comida y arte de calidad. Un joven artista de grafiti estarcía las paredes exteriores de la galería con pintura blanca y negra, muy al estilo del cada vez más dinámico vecindario de Miami. En el interior, maniquíes con micrófonos en lugar de cabezas, bicicletas monocromáticas y minimalistas, y una gigantesca instalación que compartía el espacio con un bar que no sólo sirve cocteles, sino que también exhibe pantalones de mezclilla para su venta.
El ambiente fue propicio, y rápidamente me percaté de que esta joven pintora francesa tenía fascinación por la cultura pop. Según me confesó, siempre había sido así, desde que tiene memoria. Al igual que cualquier otro niño de 7 años, estaba muy interesada en comprar afiches de celebridades con los que construía templos en su propia habitación. Sin embargo, Julie no era el tipo de chica que los compraría para colgarlos descuidadamente en una pared. Su innata sensibilidad y el talento artístico que ya asomaba en ella desde pequeña, le advertían que algo faltaba en cada imagen. Fue así como, con gran determinación, la joven artista autodidacta comenzó a recrear sus propios afiches, con pintura y collage, hasta que quedaban a la altura de sus estándares estéticos.
“Siempre me han gustado las celebridades, pero me pareció inconcebible comprar un afiche y, simplemente, pegarlo y colgarlo en una pared. Me encantaban las celebridades, y también el arte, entonces fue obvio para mí que debía unir las dos cosas”, explica con un fuerte acento francés.
JULIE MIMRAN. (I) Andi, (D) Coco.
Su amor por el arte llevó a Julie a matricularse en l’École de Création et Management (Créapole) de París, pero pronto la abandonó. “No era para mí, era demasiado convencional y yo soy muy artística”, explica. Sin embargo, su paso por sus aulas y talleres valió totalmente la pena, porque aprendió las técnicas que eventualmente elevarían su arte a un nivel superior.
Utilizando técnicas mixtas, Julie comienza su proceso creativo con fotografías icónicas que adhiere a un lienzo, y sobre ellas comienza a trabajar añadiendo capas de pintura, resina y otros materiales con los que consigue crear efectos más dramáticos y aumentar el poder de la imagen. “Nunca sé cómo quedará finalmente una pintura, sólo es un proceso natural que cobra vida a medida que voy pintando”, explica la joven artista, mientras traza pinceladas en el aire al azar.
JULIE MIMRAN. (I) Naomi, (D) Kate LV.
Cada personaje que recrea tiene un elemento distintivo que lo resalta y lo identifica. Son las clásicas perlas de Coco Chanel o las icónicas canas de Karl Lagerfeld, que Julie intenta destacar mediante el uso de diferentes técnicas y con diversos materiales. Con toda intención, la artista usa cuentas que imitan perlas para resaltar el sello irrepetible de Chanel, o hilos blancos de fibras naturales para realzar la inconfundible cabellera de Lagerfeld. Es por eso que, en esencia, ninguna pieza de Julie Mimran se asemeja a otra. Su obra, como la artista misma, es irrepetible. ■