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El traje antibalas responde a la necesidad que muchos empresarios y hombres de negocios tienen al viajar a lugares en el mundo que, desafortunadamente, son muy inseguros. En países donde la vida de sus ciudadanos, pero sobre todo la de los visitantes extranjeros puede correr riegos, como la posibilidad de un ataque personal o un atentado terrorista. Para esas ocasiones, está la opción de protegerse con gruesos y antiestéticos chalecos antibalas, un artilugio pesado e incómodo que además, puede convertirse en el foco de atención para maleantes e indeseables.
Pero la seguridad no tiene por qué estar reñida con el estilo y la elegancia. Con esa premisa, la prestigiosa sastrería para hombres Garrison Bespoke de Toronto, Canadá, ha diseñado un elegantísimo traje antibalas de tres piezas. Garrison Bespoke es una boutique de ropa masculina de lujo situada en pleno distrito financiero de Toronto, famosa por sus creaciones personalizadas.
Michael Nguyen, copropietario y experimentado sastre de Garrison Bespoke, se convenció de que Toronto debía tener una opción de ropa discretamente blindada cuando uno de los más antiguos clientes de la casa, un ejecutivo de una importante empresa de cosméticos, fue asesinado en un viaje a Filipinas. “Muchos de nuestros clientes trabajan en las finanzas, la minería y el petróleo, y con frecuencia están viajando a partes peligrosas de ciertos países”, dice Nguyen. “Podrían vestirse con ropa informal para no llamar la atención, pero prefieren utilizar trajes que causen una mejor impresión. Con los trajes de nuestra firma se sienten cómodos, seguros y a salvo, sin perder la elegancia y el profesionalismo”.
Desde un principio, la sastrería se planteó la confección de este traje como un gran reto profesional. Fueron en busca de los materiales más modernos y se reunieron con los mejores expertos en seguridad del mundo para confeccionar una prenda ligera que no sólo luciera distinguida, sino que actuara a su vez como una protección ciento por ciento fiable.
El traje antibalas que han creado está completamente confeccionado a mano. Es el resultado de un concienzudo trabajo artesanal que requiere de mucho tiempo y de las mejores manos. Para su confección se emplea una enorme cantidad de nanotubos de carbono, un novedoso material creado por los científicos a través de la manipulación de los átomos de carbono, y que originalmente fue desarrollado como protección para las tropas estadounidenses en Irak.
Los nanotubos de carbono son tejidos sintéticos en forma de fibras o láminas, tan fuertes que tienen que ser cortadas con una potente sierra. La protección que proporcionan los nanotubos contra las balas es superior a la del Kevlar (molécula de poliparafenileno tereftalamida), y causa menos hematomas que otros materiales usados en prendas de protección cuando se tiene la desgracia de ser alcanzado por una bala. Este nuevo tejido también protege contra un apuñalamiento, ya que los nanotubos de carbono —que son 30 veces más fuertes que el acero— se endurecen de tal forma ante el impacto de un arma penetrante que es imposible traspasarlo.
El coste final de un traje a prueba de balas de la boutique Garrison Bespoke comienza en los $ 20.000 dólares, pero realmente depende de factores como el corte del traje, la colección y la delicadeza y calidad de las telas elegidas. La lista de espera para llegar a vestir uno de estos trajes antibalas es por ahora muy larga, pues tan sólo se elaboran a la medida y por encargo. ■
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