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Cuando el escritor y editor Luis de Miranda tenía sólo 3 años de edad, sus padres emigraron de Portugal a París. De Miranda recuerda una infancia solitaria en la que rehuía del mundo exterior porque prefería la compañía de los libros y los personajes de ficción. La lectura fue para él una suerte de escape, y soñar despierto se convirtió en una actividad cotidiana para quien se describe como un “lobo solitario”.
Esa infancia aislada despertaría un universo de arte en el joven De Miranda. A los 16 años, gracias a una subvención periodística para estudiantes, tuvo la oportunidad de viajar a Guinea-Bissau. Allí experimentó una vida muy diferente a la de otros jóvenes de su edad. Habló con disidentes políticos, viajó a través de selvas desiertas y comió carne de venado. A lo largo de este viaje, De Miranda llevaba un diario en el que lo anotaba todo, notas que con el tiempo se convirtieron en una novela corta. “Fue entonces cuando me decidí a ser un escritor. Acababa de comprender el concepto de relatividad cultural, no por leer acerca de ese tema en un libro, sino por haberla experimentado en situaciones límite”, dice De Miranda.
Dos años más tarde visitó Nepal. De nuevo tuvo que enfrentarse a situaciones extremas, incluyendo una dura caminata en una selva, de la que recuerda que los monos arrojaban piedras contra él y su acompañante. “En ambos viajes tuve experiencias que me hicieron ver de cerca la muerte, no del tipo en que se ve una brillante luz blanca al final de un túnel, sino más bien del tipo en que uno tiene una fiebre muy severa, es atacado por un leopardo, sufre quemaduras de segundo grado en las piernas o pierde la percepción de vivir en su época al entrar a un remoto tiempo que es, a la vez, pasado y presente”, recuerda De Miranda. En este punto, el escritor se dio cuenta de que la realidad es modificable y presenta un mundo de posibilidades. Esto, eventualmente, lo llevaría al concepto de “crealismo”.
Es posible que algunas personas conozcan más a De Miranda por su Manifiesto Crealista, que ha sido difundido a través de Internet con bastante rapidez y traducido a varios idiomas. Para De Miranda, el crealismo es una realidad fabricada. Está centrado en torno a la idea de que la sociedad debería enfocarse más en el arte y la creación y que el mundo debería ser nuestra obra de arte. De Miranda no cree que él inventó el crealismo, sino que dio nombre a un concepto que sería aceptado por muchos y que estaría reflejado en sus ensayos filosóficos posteriores. En cuanto al concepto mismo, el escritor dice: “El crealismo hace una pregunta filosófica y política: ¿por qué el concepto de la Creación ha sido tan importante a lo largo de la historia humana? ¿Y quién está creando nuestra realidad cotidiana? ¿Somos parte del proceso o, simplemente, se espera que nos adaptemos a él?”.
De Miranda, un hombre de muchos talentos, es también poeta y director de cine. En el 2004, dirigió el cortometraje Quitte ou doble y comenzó a trabajar como editor con el grupo editorial Max Milo. Más recientemente, creó Haute Culture Books, una empresa dedicada a combinar la accesibilidad y el arte. A través de Haute Culture Books, De Miranda espera abrir nuevos mundos para los demás, el mismo tipo de mundo que le ofreció entretenimiento durante una infancia solitaria: una escapada fácil que llega con sólo abrir un buen libro. De Miranda es políglota, lo que le da acceso a una amplia gama de literatura. Actualmente, está traduciendo obras maestras universales al inglés para garantizar que más personas tengan la oportunidad de leerlas.
“Las obras maestras nacionales merecen ser descubiertas por los lectores globales, pero los libros europeos a menudo no se traducen al inglés. El resultado es que muchos tesoros literarios internacionales no llegan a un público más amplio y nunca toman su legítimo lugar como parte de nuestro patrimonio cultural colectivo”, reza el lema de la misión de Haute Culture. Mediante el uso de los fondos generados por cuidadosas y bien pensadas ediciones limitadas, Haute Culture espera ofrecer libros electrónicos gratuitos a un público más amplio.
El primer libro de edición limitada de Haute Culture es Felicity, The Tale of the Simple Heart de Gustave Flaubert. Esta lujosa edición bilingüe (francés/inglés) fue hecha a mano usando seda y oro, con una pluma de loro como marcador, presentada dentro de una jaula: un homenaje al loro utilizado como símbolo en la obra de Flaubert. Próximamente, Haute Culture publicará una edición de Shatuny de Yuri Mamleyev, y Truth and Justice, de Anton Hansen Tammsaare.
Las experiencias de la vida y el amor por el arte de De Miranda le han proporcionado un deseo innato de estar rodeado de lujo. Es la más bella forma de lujo, sin embargo, ya que no necesita estar rodeado de objetos materiales. “El lujo debería constituir el centro de nuestro contrato social, no sólo en lo que concierne a los objetos, sino también a los buenos modales, al arte de la conversación, al arte del pensamiento, al arte de relacionarse unos con otros, al arte del comercio como un servicio que ofrece mucho más de lo que uno paga”, dice. Si están abiertos a la idea, De Miranda quiere traer a una nueva audiencia el lujo de mundos ajenos, que de otro modo podrían no ser accesibles. ■