Elegance in an Age of Crisis: Fashions from the 1930s (La elegancia en una época de crisis: Las modas desde la década de 1930) fue una exposición en el Museum at the Fashion Institute of Technology (MFIT) de Nueva York que ha quedado inmortalizada en un libro del mismo nombre. El objetivo de la muestra y del libro es enseñar cómo, pese a la época de crisis reinante, surgió el esplendor de lo que hoy se conoce como ropa moderna.
Por lo general, en período de crisis surgen las mejores oportunidades e ideas, y precisamente eso fue lo que ocurrió en la década de 1930 en relación a la moda. Esos años, que arrastran sonidos de jazz y el estruendo de una guerra, fueron el momento en el que realmente nació lo que conocemos por ropa moderna y se afianzó la idea de un cuerpo proporcionado y equilibrado como ideal de la moda.
Quedaban atrás el estilo rígido de la época eduardiana o la falta de formas y lo rectilíneo de los años 20. En los 30, los vestidos se ciñen a los cuerpos y las telas siguen las curvas de las mujeres, gracias a la técnica del biés que Vionnet había introducido años antes.
Lo novedoso de esta muestra no es la temática, la cual ya se ha tratado en muchas ocasiones, sino el hecho de que se tenga en cuenta la riqueza de la moda masculina con respecto a la femenina tanto como todo lo que se hizo fuera del epicentro parisino. Así, las piezas de la muestra vienen tanto de París, capital de la alta costura, y de Londres, capital de la sastrería a medida, como de Nápoles, Nueva York, Los Ángeles, La Habana, o Shanghái. Se trata por lo tanto de una muestra equitativa y global, que pone de manifiesto el paradójico binomio de crisis y elegancia. Porque fueron precisamente los efectos del crack de 1929 los que potenciaron ese avance en la industria norteamericana del prêt-à-porter y consolidaron el camino para que Nueva York fuera considerada también capital de la moda.
Durante uno de los períodos más tumultuosos de la historia moderna occidental, entre la caída de la bolsa en 1929 y el estallido de la guerra en Europa en 1939, nace esta nueva moda elegante, dinámica y efervescente. De vital importancia para ello son los avances que se dan en la tecnología textil. Se comenzaban a usar materiales más suaves, tanto sastres como modistas dejan atrás la idea de una ropa con relleno, y todos siguen la propuesta del corte al biés de la gran modista del siglo XX Madeleine Vionnet. Entre sus seguidores están Alix Grès, Augustabernard y Louiseboulanger en París; Elizabeth Hawes, Valentina, Claire McCardell y Jo Copeland en Nueva York, o Adrian en Hollywood.
En cuanto a la ropa de hombre, hay muchas referencias en la exhibición: desde el napolitano Gennaro Rubinacci y su maestro sastre Vincenzo Attolini, quienes literalmente “deconstruyeron” el traje, al británico Frederick Scholte, quien aligeró la sastrería británica con la creación del estilo London Lounge style. Otra pieza interesante de la muestra es el moderno qipao, una prenda que se convirtió en algo básico para cualquier mujer china del planeta y que combina partes de un vestido tradicional con elementos de alta costura. La exhibición también muestra prendas para ocasiones específicas, como el Tweed, o prendas para practicar esquí o el golf así como trajes de baño, todo con un nuevo sello de ligereza y funcionalidad.
La edad de oro de la moda, la modernidad, la ligereza, las curvas y las formas, la importancia de la sastrería masculina, la alta costura, la crisis de fondo de la mano de los avances tecnológicos, las ganas y el deseo de resurgir… Todo ello crea esa modernidad que se refleja en las prendas de los 30 y que tanto la muestra como el libro tratan de resaltar.■
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