China cuenta con una quinta parte de los multimillonarios del mundo. Sin embargo, el año pasado, los cien hombres más ricos del país juntos donaron menos que el cofundador de Facebook Mark Zuckerberg por sí solo. El reciente anuncio del empresario chino Jack Ma de crear una iniciativa benéfica podría marcar ahora un cambio en la cultura filantrópica del gigante asiático.
Según la revista Forbes, el total de las donaciones caritativas en China sumó apenas 13.200 millones de dólares en el 2012, lo que representa un 4 por ciento de las realizadas en Estados Unidos. La brecha también se manifiesta en el número de fundaciones filantrópicas: con 2.961 organizaciones de caridad, China apenas alcanzó el 3 por ciento del total de Estados Unidos, aún cuando la población china era de 1.343 millones de habitantes ese año, en comparación con los 313,9 millones de Estados Unidos.
En el 2010, el cofundador de Microsoft Bill Gates y el inversor Warren Buffet viajaron a China con la esperanza de encontrar quienes se comprometiesen con su recién inaugurada campaña Giving Pledge (El compromiso de dar). Esa iniciativa alienta a los multimillonarios del mundo a donar la mayor parte de sus fortunas para fines filantrópicos. Mientras que la campaña de Buffet y Gates ha sido exitosa en la mayoría de los lugares a los que viajan, en China recibió una acogida glacial: nadie aceptó el compromiso.
A pesar de la creciente desigualdad de ingresos y la pobreza extrema en las zonas rurales, muy pocas causas filantrópicas importantes han logrado echar raíces en el país asiático. Curiosamente, la cultura china ha alentado históricamente el apoyo a las obras de caridad pero, en las últimas décadas, esta tradición fue sustituida por el amplio sistema estatal de bienestar social del gobierno comunista.
Más importante aún, las normas culturales dictaban que los donantes apoyaran las iniciativas locales discretamente, sin esperar alabanzas o llamar la atención. Las familias preferían hacer ellos mismos, directamente, las obras de caridad, en lugar de dar el dinero a una organización o a terceras personas, asegurándose de ese modo que su ayuda se llevara efectivamente a cabo y llegara al destino correcto. De hecho, el World Giving Index reportó que en el 2013, 373 millones de chinos dijeron que ayudaban directamente a algún desconocido por lo menos una vez al mes.
Jack Ma.
Pero el paulatino desmantelamiento del sistema de seguridad y bienestar de China ha generado una nueva serie de desafíos sociales, entre ellos, la creciente brecha de desigualdad de ingresos. Como resultado, el rechazo a las causas benéficas parece estar disminuyendo. De hecho, el número de organizaciones no lucrativas registradas aumentó un 6 por ciento en el 2012, porcentaje que ha seguido aumentando desde entonces. Además, existen actualmente más de 4.000 ONGs internacionales adentro del país.
Asimismo, las personas se están dando cuenta que la filantropía puede ayudarlos mucho con sus carreras, finanzas y familias. El ser percibido como un empresario que se preocupa de los demás puede ayudar a mitigar el resentimiento típico de una sociedad que siente animosidad hacia las personas que se enriquecen rápidamente. Los padres de familia, con sus sempiternas esperanzas para sus hijos, reconocen que las empresas y las universidades extranjeras verán de forma más favorable a los solicitantes que hayan adquirido experiencia en trabajos no tradicionales o en entornos desafiantes y más exigentes.
En tiempos de catástrofe, las donaciones caritativas y las obras filantrópicas aumentan considerablemente: tras el terremoto de Sichuan en el 2008, el total de las contribuciones caritativas aumentó un 380 por ciento con respecto al año anterior. Actualmente, el gobierno chino está en proceso de revisión de las leyes que proponen mayores beneficios para quienes contribuyan con entidades caritativas, impulsado de este modo el despegue de las organizaciones benéficas (e incluso clasificándolas como exentas de impuestos).
(I) Mark Zuckerberg; (C) Bill Gates; (D) Warren Buffet.
El cambio más notable proviene de la reciente decisión del empresario chino Jack Ma de apoyar las causas benéficas. Ma fundó el Grupo Alibaba hace 15 años y, hoy en día, su empresa es uno de los mayores conglomerados de comercio electrónico y servicios en línea del planeta. Esta primavera, él y su socio comercial establecieron fideicomisos filantrópicos financiados por opciones sobre acciones, que representan aproximadamente el 2 por ciento del capital actual de la compañía. Sin duda, la mayor donación de este tipo en China.
La mayor parte del fideicomiso estará destinada a buscar recursos para mejorar el medio ambiente. En una entrevista con The Wall Street Journal, Ma expuso su preocupación ante un creciente número de casos de cáncer de garganta y de hígado en su familia, amigos y colegas, por lo que considera que es vital mejorar el medio ambiente del país con el fin de garantizar la salud de la población.
Un vistazo rápido a los medios sociales en China basta para darse cuenta de la cantidad de fotos que se publican de celebridades y cenas benéficas para promover causas filantrópicas. Las imágenes de escenas de lujo extravagante están siendo reemplazadas ahora por las de visitas a escuelas rurales o a zonas afectadas por desastres naturales. Tal vez las donaciones a obras benéficas aún no sean la norma en China, pero la tendencia puede estar cambiando. Además, el reciente anuncio de Ma probablemente inyectará nueva energía en la filantropía china. ■