Se trata del Ferrari F12 TRS, que aunque está basado técnicamente en el F12berlinetta, recibe algunas modificaciones que lo distinguen con un carácter propio. Por ejemplo, su techo desaparece y el parabrisas ha sido desprovisto de marcos, lo que da lugar a una carrocería al estilo barchetta que remite inevitablemente al legendario 250 Testa Rossa, en el que está inspirado.
Otro rasgo característico del Ferrari F12 TRS son las dos jorobas que salen desde la zaga hasta acariciar los reposacabezas del biplaza, así como la parte trasera, que ha sido también retocada y en la que destaca un difusor nuevo. Asimismo, al otro extremo del coche, destaca un frontal más agresivo gracias a elementos como un paragolpes más radical, una toma de aire más grande o la superficie acristalada incrustada en el capó para mostrar en todo momento parte del motor V12 que monta en su interior. Un paseo inolvidable por la fábrica de Ferrari.
Es aquí, en el aspecto mecánico, donde podríamos quedar decepcionados con este one-off. Y es que, a pesar de lucir marcadamente más extremo que el F12berlinetta, sus prestaciones son prácticamente idénticas a las de éste. Según señala Ferrari: tiene el mismo motor atmosférico V12 de 6.262 cc y 740 CV de potencia, acelera de 0 a 100 km/h (60 mph) en apenas 3,1 segundos y alcanza una velocidad máxima de 340 km/h (211 mph) . Éstas son cifras dignas, pero están por debajo de lo que cabría esperar de su radical diseño.
En el interior del Ferrari F12 TRS, el habitáculo ha sido tratado casi al modo de un coche de competición. Ferrari lo ha despojado —a petición del cliente— de todos los elementos de la cabina inservibles en la conducción y que pueden mermar el rendimiento de sus prestaciones: nada de guantera, equipo de sonido ni salidas de aire. El cuero, la alcántara y la fibra de carbono son los materiales que dan el acabado a un interior austero, duro y muy deportivo, en el que domina el mismo rojo Corsa que da color a ésta y tantas otras carrocerías de Ferrari.
Una vez exhibido en Goodwood, es probable que nunca más volvamos a ver esta exclusiva unidad. ¿La razón? El Ferrari F12 TRS tiene dueño. Y aunque no ha trascendido la identidad del propietario, desde su misma concepción fue remodelado por encargo de un distinguido cliente privado de la marca. ■
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