Originaria de Florencia, en Italia, la familia Antinori ha estado involucrada en la producción de vino desde hace más de seis siglos, desde que en 1385 Giovanni di Piero Antinori se convirtió en miembro del Arte Fiorentina dei Vinattieri, el gremio de productores de vino de la ciudad de Florencia. A través de 26 generaciones, la familia siempre ha manejado orgullosamente un negocio para el cual ha llegado, en los últimos tiempos, la toma de decisiones innovadoras, pero siempre manteniendo inalterados el respeto por la tradición y el terruño.
La familia Antinori pertenece a la prestigiosa asociación Primum Familiae Vini, que acoge a las bodegas familiares más importantes del mundo, un grupo que sostiene un principio unificador común: el de la propiedad de los viñedos y la producción de vino como una actividad familiar que se mantiene y perfecciona con el tiempo, de la misma forma que ocurre con un buen vino.
Actualmente, el marqués Piero Antinori es el director general de la empresa Marchesi Antinori con la asistencia y el apoyo de sus tres hijas, Albiera, Allegra y Alessia, quienes están personalmente involucradas en el negocio con la pasión y el instinto que han hecho de Antinori uno de los principales productores italianos de vinos de calidad. Vea aquí nuestra selección de vinos de todo el mundo.
El legado histórico de esta noble familia ha sido la base del prestigio y el gran conocimiento de la familia Antinori para producir los vinos excepcionales y cautivantes que representan la identidad de la empresa Marchesi Antinori. “Un patrimonio cuyo principal punto fuerte es el hecho de ser de la Toscana o, si lo prefiere, nuestra forma de ser de la Toscana”, comenta Piero Antinori.
Ocho son las bodegas Antinori situadas en las regiones italianas de Toscana y Umbría: Fattoria Aldobrandesca, Le Mortele, La Braccesca, Tenuta Monteloro, Prunotto, Montenisa, Tormaresca y Santa Cristina. También están las bodegas que se han ido fundando a lo largo de los años en Estados Unidos: Antica y Stag’s Leap Wine Cellars en Napa Valley, California, y Col Solare en Columbia Valley, en los estados de Washington y Oregón. Además, el emporio vitivinícola de la familia Antinori abarca las bodegas Viña Haras de Pirque, en Chile, así como bodegas y viñedos en Hungría, Malta y Rumanía. “Hemos demostrado a lo largo de los años que es posible producir aclamados vinos en la Toscana, en Umbría y en todo el mundo, manteniendo su carácter original”, afirma con orgullo el marqués Piero Antinori.
En el 2012, en la región de Chianti, la empresa inauguró una nueva bodega de arquitectura vanguardista, obra de Archea Associati, con la ingeniería de Hydea. Un homenaje a la tierra del Chianti Classico Antinori, confirmación del vínculo histórico de la familia con su tierra natal. Desde entonces, las oficinas de la empresa en el palacio renacentista de Piazza Antinori, Florencia, se trasladaron a este moderno y fastuoso edificio que posee, entre otros atractivos, un restaurante, un auditorio y un museo.
Bodegas Antinori es el símbolo de una historia familiar de siglos de antigüedad para la cual el respeto a la tradición ha dado paso a una modernidad bien entendida, cuyo fin es la elaboración de vinos finos y equilibrados que deslumbran por su personalidad, elegancia y estilo. ■