Pocas son las recetas que no contienen sal, ya que con muy poca cantidad se potencia el sabor de todo tipo de platos, desde los más sencillos a los más sofisticados.
La sal es un sabor básico. De hecho, “salado” es una de las cuatro categorías que forman el conjunto de sabores discernibles por las papilas gustativas. Es el más común de los ingredientes en una cocina y, en la actualidad, existen sales de gran calidad utilizadas tanto por los chefs más prestigiosos como por cocineros aficionados que desean darle una nota distintiva a sus creaciones. Vea aquí nuestra selección de productos gourmet de todo el mundo.
Un buen ejemplo son estas sales premiun que les mostramos: Maldom inglesa, Rosa del Himalaya, Negra de Hawái y Azul de Persia.
Sal Maldon
Es una de las sales de calidad suprema más utilizadas en el mundo. Procede de las milenarias salinas de Maldon, en el condado de Essex en Inglaterra. Su recogida es manual y totalmente artesanal. Son pequeñas placas cristalinas de una gran pureza y un fuerte sabor salado, sin amargor. Se disuelve con facilidad, por lo que es recomendable añadirla en el momento de servir el plato. Muy buena para aliñar un buen tomate con aceite de oliva. También para carnes y pescados. Conviene emplear poca cantidad debido a su gran pureza.
Sal del Himalaya
También conocida como sal rosada del Himalaya, se trata de una sal de roca, cuyo origen se encuentra en las faldas del Himalaya, donde la presión atmosférica ha provocado durante milenios la concentración de minerales como magnesio, calcio, potasio y hierro. A su alta concentración de hierro debe precisamente su peculiar tonalidad rosada. Por lo general, hay que triturarla antes de utilizarla. Es de grano grueso y posee un fino gusto salado y amargo. Resulta ideal con pescados al horno y filetes de ternera cocinados a la brasa.
Sal negra de Hawái
Esta sorprendente sal marina, de extraordinario color y sedosa textura, tiene su origen en la isla de Hawái. Debe su color a las rocas de lava negra que se hallan en el agua de los estanques donde se deposita naturalmente la sal marina. Debido a este proceso, los cristales se impregnan del carbón activo que contiene la lava, a la que se le atribuyen propiedades digestivas y antitóxicas. Con un ligero sabor a avellana, su color le da una pincelada de originalidad a cualquier tipo de plato, especialmente a pescados y mariscos. En muchos restaurantes japoneses utilizan esta sal para darle un toque especial y único a los platos de sushi.
Sal azul de Persia
En las minas de una remota montaña de Irán, bañada antiguamente por el mar, se encuentra esta sal de precioso color azul ya que en su composición se hallan cristales de roca con tonos azulados que se han ido formando por un proceso natural de fosilización debido a las condiciones específicas de un lugar único en el mundo. La sal azul de Persia se ha formado durante el transcurso de 260 millones de años, lo que la convierte en una de las sales más exclusivas de cuantas se utilizan en la alta restauración. Su sabor es suave, su textura es gruesa y en la boca resulta muy poco salina. Se puede utilizar para darle un toque de glamour a los bordes de las copas de cóctel, en salsas para un pescado blanco o un carpaccio de ternera o gambas. ■