Desde su comienzo en 1999, esta joven firma relojera suiza que lleva el nombre de su fundador, el empresario francés Richard Mille, se ha dedicado a la producción de piezas de colección que, más allá de su belleza estética, demuestran su capacidad técnica en el desarrollo de mecanismos de precisión con la más avanzada ingeniería aplicada.
En colaboración con Loeb, el piloto francés de automovilismo quien se desempeña como embajador de la marca, la compañía de Les Breuleux, en Suiza, decidió rediseñar su icónico modelo 36 y crear una pieza que ofreciera a los corredores profesionales de automóviles una funcionalidad única en el mercado para las carreras de alta resistencia. Es así que el nuevo RM 36–01 presenta un revolucionario sistema de medición de fuerza G, capaz de medir hasta un máximo de 6 G, que es la mayor fuerza o impulso que puede experimentar un piloto profesional de Fórmula 1 a máxima velocidad o en curvas rápidas de gran ángulo.
Esta edición limitada a 30 piezas cuenta con una caja especialmente diseñada con nanotubos de carbono que protegen perfectamente el movimiento y el tourbillon de los golpes. El bisel giratorio es de cerámica marrón TZP-Z, y el bisel fijo y el fondo están construidos con titanio grado 5 y una aleación muy sólida y resistente a la corrosión, compuesta de un 90 por ciento de titanio, un 6 por ciento de aluminio y un 4 por ciento de vanadio. Lea aquí más sobre relojes de lujo.
Además del sensor de fuerza G, el indicador de reserva de marcha, el selector de función y el tourbillon, el RM 36–01 cuenta con un volante de inercia variable con muelle para amortiguar los golpes, así como con engranajes para ajustar la hora y los minutos, dispuestos en el reverso de la pieza y separados del resto del mecanismo, para facilitar su mantenimiento y reparación, sin interferir con el calibrado y el funcionamiento del resto de las complicaciones.
Sébastien Loeb.
El sensor G mecánico del reloj es un sistema exclusivo de Richard Mille. Compuesto por más de 50 piezas, está situado en el centro del cristal de zafiro y muestra el número de la fuerza acumulada por el piloto durante las carreras. Este sensor puede rotar de forma manual, lo que permite una alineación en diferentes posiciones. Conectado de forma directa al bisel giratorio de cerámica y al cristal de zafiro, puede detectar potencias de hasta 6 G y facilitar al piloto la visualización de la desaceleración lateral, las fuerzas longitudinales engendradas en las curvas y la aceleración y el frenado en marchas rectas. A través de una aguja, su escala indica si la fuerza G experimentada es tolerable (zona verde) o si alcanza un punto crítico para el piloto (zona roja). Gracias al pulsador central se puede reiniciar la medición rápidamente y retornar el medidor a cero.
El espectacular conjunto de mecanismos de este reloj funciona con un sistema de cuerda manual tradicional con tourbillon, tiene un régimen de oscilación de 21.600 vph y una reserva de energía de hasta 70 horas. Asimismo, entre sus muchas complicaciones, destaca el selector de funciones. Al presionar el pulsador, situado a las 4 en punto, se selecciona la función de dar cuerda o la puesta en hora. Una aguja, también a las 4 en punto, ilumina el modo seleccionado: W (dar cuerda), N (neutro) y H (poner en hora).
Sébastian Loeb es uno de los pocos privilegiados que realmente utilizaría el medidor de fuerza G en plenitud. No obstante, el RM 36–01 G-Sensor Tourbillon Sébastien Loeb es una declaración de principios de la marca Richard Mille que, con sus espectaculares piezas, busca sobrepasar los límites de la industria. El precio de cada uno de los 30 ejemplares numerados de este exclusivo modelo es de alrededor de 630.000 dólares. ■