Extendida como un manto entre las colinas del legendario monte Licabeto se encuentra Atenas, la capital de Grecia, una ciudad única en el mundo con un impresionante pasado que se remonta a más de 3.400 años. Visitar una urbe con tanta historia, plena de cultura y valores artísticos, produce irreplimible emoción, tal como lo describió el escritor francés Stendhal cuando visitó por primera vez la bella Florencia. Hay tanto que ver en la metrópoli en la que un día vivieron Sócrates, Platón y Aristóteles, que es conveniente comenzar la visita con calma, entendiendo poco a poco lo que Atenas ofrece. Lea aquí más sobre destinos de lujo de tod el mundo.
Una primera incursión nos llevaría hasta el empedrado y antiguo barrio de Plaka, a los pies de la Acrópolis, un lugar multicolor, bullicioso y colmado de negocios de artesanía, con sus finas piezas de orfebrería realizadas en oro y plata y sus fieles reproducciones de vasijas y ánforas de la antigüedad.
También hay infinidad de bares con terrazas y muchos restaurantes donde disfrutar de una sublime cocina mediterránea, que fascina con platos como la mousaka, las ensaladas con salsa de yogur y las típicas aceitunas Kalamata, acompañadas de un vino blanco Retsina bien frío. Spondi y Funky Gourmet, dos restaurantes que brillan en el firmamento gastronómico de Grecia.
En Plaka, al elevar la mirada hacia lo alto de la colina, se observa la majestuosa Acrópolis. . En el ascenso hacia lo alto de la colina, en el flanco izquierdo, se halla el teatro de Dionisos, construido en el siglo VI a.C con una capacidad para 17.000 espectadores. Aún conserva junto al escenario sus gradas y los asientos de mármol que eran reservados para los poderosos. Muy cerca se encuentra otra edificación destinada al ocio de los antiguos griegos: el Odeón de Herodes Ático, un imponente coliseo en el que aún hoy en día se presentan espectáculos teatrales y musicales.
En el recorrido, las colosales columnas jónicas de Los Propileos anuncian la entrada a la monumental Acrópolis de Atenas. A su lado, el templo de Atenea Niké, que conmemora el triunfo de los griegos ante los persas. Finalmente, el Partenón. Construido en el siglo V a.C., es el edificio más monumental de la época de esplendor de Atenas. Se erigió en estilo dórico, con mármol blanco procedente del monte Pentélico, para albergar la estatua de la diosa Atenea, la protectora de la ciudad. La escultura de oro y marfil, de 12 metros, fue creada por el escultor y arquitecto ateniense Fidias. Para conocer mucho más de esta grandiosa obra, acuda al cercano Museo de la Acrópolis, que dispone de la mayor colección de escultura griega antigua.
Pero Atenas es mucho más que la Acrópolis. También merecen una visita el extraordinario Museo Arqueológico Nacional, el Templo de Zeus y la plaza Syntagma, con el atractivo y colorista cambio de la guardia. El espectacular Estadio Panathinaikó ―que acogió la primera edición de los Juegos Olímpicos Modernos en 1896― es un imperdible durante su visita a Atenas. Reconstruido a partir de los restos de un antiguo estadio griego, es el único estadio importante del mundo enteramente de mármol blanco, así como uno de los más antiguos. Finalmente, en un paseo más relajado, puede dar una vuelta por la prestigiosa calle Ermou, donde se encuentran las mejores tiendas y boutiques de Atenas.
No importa hacia donde dirige sus pasos ni dónde se detiene a descansar y tomar un refrigerio. En cada rincón de Atenas, en sus calles y plazas, usted podrá percatarse y deleitarse con gran parte de la historia y la cultura de la Humanidad. ■