Tras la caída del Muro de Berlín, la reunificación alemana significó un soplo de aire fresco para la ciudad, que resurgió como una de las más influyentes capitales del mundo por su vanguardismo en cultura, arte y moda. En el 2006, Berlín fue seleccionada como Ciudad Creativa por la UNESCO.
La capital alemana tiene muchas y variadas zonas de interés. Podríamos empezar el paseo por la gran avenida Unter den Linden, uno de los bulevares más imponentes y extensos de la ciudad. Lugar elegido por Adolf Hitler para celebrar sus desfiles militares, hoy es una elegante avenida, al estilo de los Campos Elíseos de París o la Quinta Avenida de Nueva York. Aquí se asientan las embajadas de Francia y Estados Unidos, así como la Academia de las Artes, el Museo de Historia y la Ópera Estatal. También es lugar de compras, en el que están emplazadas las grandes marcas internacionales de la moda.
Al final de la avenida Unter den Linden se alza un ícono de la ciudad: la majestuosa Puerta de Branderburgo, construida entre 1734 y 1737. Una de las 18 puertas de la antigua urbe amurallada, es la única que queda en pie. Los nombres de otras puertas desaparecidas hoy dan nombre a estaciones de metro, como Kottbusser Tor o Hallesches Tor.
Muy cerca está el Bundestag (Parlamento alemán), antiguamente llamado Reichstag. Después de su reconstrucción, la enorme cúpula de cristal ideada por el arquitecto Sir Norman Foster contrasta por su elegante y vanguardista asociación entre el pasado y el presente.
En el corazón de la ciudad, la isla en el río Esprea —un espacio en el que habitaron los primeros pobladores en el siglo XIII— acoge a uno de los conjuntos museísticos más importantes del mundo, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Conocida como la Isla de los Museos, reúne a cinco prestigiosos museos, que albergan importantes colecciones arqueológicas y de arte: el Museo de Pérgamo (Pergamonmuseum), el Museo Antiguo (Altes Museum), el Museo Nuevo de Berlín (Neues Museum), la Antigua Galería Nacional de Berlín (Alte Nationalgalerie) y el Museo Bode (Bode Museum).
Resulta muy placentero acercarse hasta el idílico Palacio de Charlottenburg, el castillo más grande de Berlín y residencia de verano de la reina Sofía Carlota, esposa de Federico I; o visitar la histórica Bebelplatz junto a la catedral de St. Hedwig, un lugar trágicamente marcado por la historia, pues fue el sitio elegido por Joseph Goebbels para la quema de libros en 1933. Al final de la larga y elegante avenida Kurfürstendamm —llena de boutiques y tiendas de lujo, cafés, restaurantes, teatros, cines y galerías de arte— están las ruinas de la iglesia Conmemorativa del Káiser Guillermo o Iglesia del Recuerdo (Gedächtniskirche), una muestra de la barbarie que significó la Segunda Guerra Mundial.
Otros lugares imperdibles en esta maravillosa ciudad son el Museo Judío, el Checkpoint Charlie (el más famoso de los pasos fronterizos del Muro de Berlín durante la Guerra Fría), el parque de Tiergarten o la Potsdamer Platz, ejemplo de renovación urbana y de modernidad.
Estos son solo algunos de los atributos que convierten a Berlín en una de las ciudades más importantes de Europa. ■