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Javier Iturrioz es arquitecto, decorador, especialista en interiorismo y el ambientador más requerido de Argentina. Define su estilo como escenográfico, con un toque extravagante aunque esencialmente elegante. Quizás haya sido esa equilibrada mixtura personal lo que sedujo a prestigiosas marcas internacionales como Hermès, Cartier, Patek Phillippe, Ralph Lauren, Armani, Versace, Louis Vuitton, Zegna, Carolina Herrera y a una extensa lista de maisons que le confiaron su imagen.
“Yo soy barroco a morir, me gusta el estilo francés, el inglés, lo clásico. Amo el dorado, no sigo tendencias y tampoco soy fan del minimalismo, aunque cuando debo aplicarlo lo sé hacer perfectamente”, define, categórico, el arquitecto.
Amable, cálido y atildado, con mucho del señorío inglés adquirido en su educación europea y de costumbres familiares en las que el riguroso esmoquin era habitual, nos recibe Iturrioz en sus elegantes oficinas. “Hermès, sin duda”, responde cuando le preguntamos sobre un punto de inflexión en su carrera profesional. Iturrioz es responsable de las vidrieras de esta marca francesa desde que comenzara sus actividades en Argentina.
Al contarnos sobre su trabajo con grandes marcas internacionales, nos detalla algunos secretos de su labor profesional y de las reglas explícitas que mantienen: “Con Hermès, por ejemplo, debemos inspirarnos en una temática anual para crear las vidrieras. A esto se le suman las ambientaciones especiales para lanzamientos de colecciones o temporadas, y aquellas que deben coincidir con el desfile o pauta publicitaria”. “Con las firmas locales, en cambio, está la posibilidad de volar un poco con la creatividad, aunque sin apartarse del foco o target específico”, afirma.
Entrañable vocación por crear
Este talentoso ambientador evoca con cariño sus diseños para marcas nacionales como Menage a trois, Uma o Vitamin y los años creativos junto a Tiffany & Co., sosteniendo que sus diseños son como hijos para él. “Algunos de estos trabajos fueron más efímeros que otros pero todos memorables”, reflexiona. Sus intervenciones más recordadas son la impactante decoración creada para l’abeille, un típico club neoyorquino en Buenos Aires que marcó toda una época, el famoso Clubland de la ex Disco Pacha, las ambientaciones para el diseñador de alta costura Laurencio Adot o para la diseñadora Flavia Martini en la coqueta avenida Quintana, así bien como la infinidad de fiestas ambientadas por Iturrioz para lo más alto de la sociedad porteña.
De todas maneras, demuestra cierta desazón al señalar que Buenos Aires sufre la ausencia de destacadas marcas internacionales. “Si comparamos los escaparates de Buenos Aires con los de la Quinta Avenida, es muy notoria esa falta. Las marcas locales no resultan tan llamativas y tampoco cuentan con un budget importante como para brillar. Se da el caso que algunas prefieren colgar una gráfica y creen que es suficiente. En un tiempo yo le realizaba vidrieras a 11 marcas internacionales muy importantes y era un placer”, agrega.
La escenografía y los canes como pasión
Además de triunfar con sus diseños de interiores, la decoración de vidrieras y la ambientación, Iturrioz ha realizado importantes escenografías para el Teatro Colón, el máximo escenario de la lírica argentina y uno de los más importantes del mundo, ha transitado los sets cinematográficos y televisivos más importantes de su país y cuenta con una extensa carrera como conductor de televisión. “Lo pasaba muy bien como conductor y no le tengo miedo a las cámaras. Es más, me divierte”.
Al charlar sobre su vida personal, nos comenta que uno de sus puntos débiles son los perros, al punto de decir que tener una mascota fue lo mejor que le pasó en la vida. Para Iturrioz, quien nunca haya tenido un perro se pierde algo maravilloso. “Para mí, mis canes son mi cable a tierra. Los mimo y abrazo todo el tiempo. Y cuando me pongo a trabajar en el escritorio de mi oficina, siempre tengo a alguno de mis perros sentado sobre mis piernas”.
Para desenchufarse del ritmo de la ciudad, los fines de semana trata de dedicárselos al campo, al verde y a la naturaleza: “me llena de energía, creatividad y buena onda”. Y asegura que esas vivencias lo inspiran para toda la semana. Su lugar en el mundo es un campo cercano a Buenos Aires donde disfruta de caminar bajo la arboleda, de la galería o de dormir memorables siestas entre perros. “¡No lo cambio por nada!”, concluye, con una amplia sonrisa.
Con un gusto exquisito, una personalidad memorable y una energía envidiable, Javier Iturrioz encarna lo mejor de la decoración moderna sudamericana, desde Buenos Aires al mundo. ■
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