Por si fuera poco, en un mercado como el de las joyas, en el que las marcas sólo representan alrededor del 20% – pues el otro 80% corresponde a pequeñas enseñas, negocios familiares y privados que venden sin marca -, se han colado también firmas eminentemente relojeras. No son muchas, es cierto, pero las hay.
Patek Philippe, la marca de reloj más laureada de todas las que pueblan el universo del lujo suizo, elabora artesanalmente joyas a juego con algunos de sus modelos para aquellas clientas que desean vestir combinadas. Cierto es que no las publicita, porque son una excepción, y en ningún caso pertenecen a una colección definida.
En el olimpo de la relojería se halla también Breguet, que sí lanza cada año piezas de joyería. Sus últimas colecciones incluyen unos pendientes y un anillo Perlas Imperiales, que cuestan 35.100 y 25.100 euros US $38.770 y US$ 27.725 dólares (€35.100 y €25.100), respectivamente. Unas de las piezas de precio más elevado son los pendientes Petite Fleur US $11.200 (€110.600), mientras una de las prendas más asequibles es la sortija La Rose de la Reine US $123.880 (€10.000).
La marca Omega, que, como Breguet, pertenece al grupo relojero suizo Swatch, ofrece la colección Ladymatic, compuesta por alhajas más sencillas y económicas que las de Breguet. Estas reinterpretan la caja del reloj femenino del mismo nombre y presentan cuatro motivos ondulantes.
Los anillos, pendientes y colgantes Ladymatic están fabricados con oro blanco, rojo y amarillo de 18 quilates y a algunos de sus modelos se les han añadido diamantes. ■