Más allá de su significado como movimiento artístico que dio origen a las corrientes de vanguardia en Europa, el futurismo se convirtió en una manera de interpretar y comprender el mundo, al mismo tiempo que en un intento de descifrar y proyectar aquello que el futuro deparaba. “Hoy es hora de revisar su legado, de reevaluar y ampliar nuestra noción sobre el significado de lo avant-garde”, señala Vivien Greene, curadora del Guggenheim Museum de Nueva York, quien está a cargo de una de las muestras más cabales sobre este movimiento artístico.
GIACOMO BALLA. Automobile in Corsa, 1923.
Bajo el título Italian Futurism, 1909-1944: Reconstructing The Universe (Futurismo italiano, 1909-1944: La reconstrucción del universo), el museo neoyorquino presentará, del 21 de febrero hasta el 1 de septiembre del 2014, una muestra multidisciplinaria que explora con profundidad el arte en un período clave durante la primera mitad del siglo XX y examina la definición misma de la vanguardia. Se trata de un recorrido que relata el desarrollo de esta corriente artística —impulsada por el poeta italiano Filippo Tommaso Marinetti— desde su nacimiento con el Manifiesto Futurista hasta su desaparición a finales de la Segunda Guerra Mundial.
El Manifeste du Futurisme de Marinetti fue publicado el 20 de febrero de 1909 en el diario francés Le Figaro como una oda al mundo moderno, al triunfo de la humanidad sobre la naturaleza, a la tecnología, a todos aquellos objetos que cambiarían la vida de las personas y a ese imparable progreso que prometía el futuro más cercano. En los párrafos iniciales del manifiesto se lee: “Hemos estado despiertos toda la noche, bajo estas lámparas cuyas cúpulas de metal son tan brillantes como nuestras almas, porque —al igual que ellas— hemos sido iluminados por el resplandor de corazones eléctricos”.
De ese modo, los integrantes de este movimiento liderado por Marinetti —en su mayoría jóvenes rebeldes italianos— estaban determinados a celebrar el modernismo y la industrialización, a capturar en sus obras la idea misma de la modernidad, la estética de la velocidad y el movimiento, el esplendor del progreso industrial.
UMBERTO BOCCIONI. La ciudad se levanta, 1910.
Tras cuatro años de planificación y una ardua labor por parte de la curadora, la exposición del Guggenheim logra reunir alrededor de 375 piezas —desde escultura, arquitectura, diseño gráfico, moda y cine, hasta fotografía, publicidad, poesía, música, teatro y performance— en su mayoría parte del acervo de diversos museos europeos y de colecciones privadas. Cada una de las disciplinas presentes en la exposición formó parte fundamental de la evolución del movimiento futurista a lo largo de 35 años, un período histórico esencial en que el arte floreció con estridencia.
Aunque la muestra incluye obras nunca antes vistas fuera de Italia y piezas extraordinarias de artistas como Umberto Boccioni, Bruno Munari, Mario Sironi, Fortunato de Pero, Enrico Prampolini y Gino Severini, la estrella indiscutible de la exposición es Automobile in Corsa, de Giacomo Balla. Esta pieza futurista, creada en 1913, se encuentra compuesta por vertiginosos trazos grises y negros que dan la impresión de haber capturado un auto en movimiento.
Como ejemplo del inmenso interés que ha generado la exposición incluso antes de su inauguración, la casa Sotheby’s ya tiene preparada una valiosa colección de obras de arte de esta época con los principales exponentes de las corrientes de vanguardia para ser subastadas el 6 de noviembre en Nueva York.
GIULIO D’ANNA. El nadador, 1930.
El futurismo fue una corriente compleja, no sólo porque alabara los avances tecnológicos de la época, sino porque consideraba la violencia y la guerra como parte fundamental del progreso de la humanidad. “Hemos estado discutiendo hasta el límite mismo de la lógica y garabateando sobre el papel con nuestra escritura demente. Nuestros corazones se llenan de orgullo al vernos aquí de pie, completamente solos, como faros o centinelas de un lugar remoto, encarando al ejército de estrellas enemigas que acampan en sus vivaques celestiales”, escribió Marinetti.
Lo que sucedió después es, precisamente, lo que los visitantes encontrarán en Italian Futurism, la muestra interdisciplinaria del Guggenheim Museum que será la primera panorámica del futurismo italiano presentada en los Estados Unidos.
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