De la roca y la madera a las tinturas y los metales, el arte ha encontrado senderos abiertos en todos los materiales. En el caso de James Turell, incluso aquellos materiales que resultan intangibles, son punto de partida para obras de arte que despojan del aliento e invaden la conciencia del espectador. “La luz es una sustancia poderosa”, dice el artista. “Me gusta experimentar con esa percepción de la luz que pertenece casi a los sueños”.
JAMES TURRELL.
Cerrando con broche de oro una serie de exposiciones montadas en diversos museos de Estados Unidos —el Museo Solomon R. Guggenheim de Nueva York, el Museo de Arte de Los Ángeles en California y el Museo de Bellas Artes de Houston—, la galería Pace de Londres exhibirá la muestra James Turrell a partir del 7 de febrero y hasta el 5 de abril del 2014. La exhibición incluye dos piezas magnánimas de la serie Tall Glass: Sensing Thought (2005) y Sojourn (2006), diseñadas para capturar la luz de tal manera que se vuelva casi tangible.
La muestra también mostrará dos piezas de la serie Wide Glass, las cuales ocupan casi por completo todas las paredes y espacios de la planta baja de la galería londinense. Mientras tanto, en el primer piso, se presentará una de las piezas más características de Turrell, conocida como Corner Projections.
Considerado como uno de los artistas más influyentes de los últimos 50 años y fundador del movimiento Luz y Espacio de Los Ángeles, Turrell nació en 1943 en el seno de una familia cuáquera asentada en Pasadena, California. Aunque obtuvo una licencia de aviación cuando tenía sólo 16 años, más adelante realizó estudios en psicología, matemáticas, geología y astronomía.
(I y D) JAMES TURRELL. Color Within, 2006, 2006.
Hace ya alrededor de tres décadas que Turrell comenzó a utilizar la luz y el espacio como elementos principales de su obra. Durante sus primeras experimentaciones en la década de 1960, Turrell intervenía los espacios limitando la entrada de luz exterior para después inundarlos de proyecciones, a veces tan luminosas que parecían aplanar el espacio y todo lo contenido en él. De esa manera, el genial artista comenzó a darse cuenta de que su obra constaría de un tercer elemento principal: la conciencia del espectador.
“Mi trabajo tiene que ver mucho con la activación de los sentidos. Utilizo la luz material como un medio para aumentar la percepción”, explica el artista. De hecho, fueron estas propuestas las que llevaron a Turrell a participar en el programa de Arte y Tecnología del Museo de Los Ángeles, investigando el fenómeno de la percepción junto al artista Robert Irwin y el psicólogo Edward Wortz.
JAMES TURRELL. Luces de respiración, 2013.
Sin embargo, su gran proyecto, la obra más afamada de Turrell, continúa en proceso de construcción. Han pasado ya alrededor de cuatro décadas desde que el artista diera inicio a esta monumental obra de arte, conocida como el Cráter Roden. Adquirido por Turrell durante la década de 1970, este cono volcánico de 400 mil años de edad ubicado en el desierto de Flagstaff en Arizona, ha sido sujeto de diversas intervenciones. Allí ha excavado túneles y ha abierto cámaras elípticas para estudiar la evolución de la luz en su transcurso temporal.
A la larga, el Cráter Roden de Turrell se convertirá en un observatorio que permitirá admirar a simple vista los cielos nocturnos, el curso de los planetas y otros fenómenos naturales que han cautivado al hombre desde el nacimiento de la civilización. ■