GEORGIA O’KEEFFE. La casa que habito, 1937. / Cortesía de Museo de Arte de la Universidad de Yale.
Georgia O’Keeffe Museum, en Santa Fe, New Mexico, se ha ido convirtiendo en un espacio importante y de referencia en cuanto al arte americano. El museo, que abrió en 1997, está dedicado a proteger el legado artístico de Georgia O’Keeffe, artista norteamericana que vivió de 1887 hasta 1986. Su obra contiene documentos históricos, un centro de investigación y programas de educación que contribuyen al discurso académico e inspiran a la audiencia diversa. La colección del museo es de más de 3.000 piezas. Hasta la fecha, se han exhibido obras de más de 140 artistas como Arthur Dove, Sherrie Levine, Jackson Pollock y Andy Warhol.
→ 1. Georgia O’Keeffe en el patio, 1944. → 2. O’Keeffe en camino hacia Abiquiu, 1944. / Fotografías por Maria Chabot.
En la actualidad y hasta mayo de 2013, puede verse una colección titulada Georgia O’Keeffe y el Faraway: Naturaleza e imagen, cuyo objetivo es demostrar cómo la belleza y la elegancia de su obra fueron motivadas por la intimidad de sus experiencias y el contacto con la naturaleza que tuvo en sus viajes por el suroeste americano. Su jardín, el desierto y sus paseos en balsa se destacan en sus pinturas y en fotografías tomadas por sus amigos. Las abstracciones de flores, piedras, conchas, huesos y formas de la naturaleza que tan exquisitamente O’Keeffe representó en sus lienzos, forman parte de esta impresionante colección.
El museo se ha ido convirtiendo en un verdadero lugar de peregrinación para los artistas desde que puso en marcha un programa, según el cual los artistas pueden pasar un día en los jardines y en el camino de entrada a la casa de Georgia O’Keeffe, en puntos orientados al valle de Chama, donde la artista pintaba con frecuencia. Sólo se permite la entrada a un máximo de diez personas por sesiones de cuatro horas. La inscripción para todo el día cuesta $700 y no se admite la entrada a la casa. Las pocas personas que dicen haber participado en el programa hasta la fecha lo describen como una experiencia mágica. ■
Patio de Ghost Ranch mirando al sur, 2010. / Fotografía por Paul Hester y Lisa Hardaway. ■