“Tanto el museo como sus curadores y conservadores han estado trabajando en activa asociación con Tanya desde hace muchos años para lograr la presente exhibición», dice Mari Carmen Ramírez, la curadora de Arte Latinoamericano del MFAH. La colección Brillembourg Capriles se distingue por agrupar importantes artistas de Latinoamérica y Centroamérica. La exhibición presenta luminarias como Diego Rivera, Fernando Botero, Wifredo Lam, Roberto Matta, Joaquín Torres-García, Emilio Pettoruti, Armando Reverón, Rufino Tamayo, Antonio Seguí, Armando Morales y más. Además, el museo ha adecuado salas especiales para ciertos artistas, entre ellos Loló de Soldevilla y Elías Crespín.
La exposición se enfoca en aquellos artistas que han estado comprometidos en un diálogo transnacional de las vanguardias entre Latinoamérica, Norteamérica y Europa. Eso es lo que precisamente le ha gustado siempre a Tanya: conectar las obras entre sí y pensar que, en caso propio, el diálogo entre ellas comenzó con sus mismas obras, en su casa. Apasionada también de la escultura, colocó las suyas en su jardín caraqueño, buscando una narrativa entre ellas y sin saber que estaba formando poco a poco una colección grandiosa en todo sentido.
Su padre, Miguel Ángel Capriles, magnate de los medios de comunicación venezolano y dueño de la Cadena Capriles, quien a lo largo de su vida amasó una de las colecciones más importantes de Latinoamérica, inició su colección en los años ochenta, ¡después que lo hiciera Tanya!. Tomó la decisión de coleccionar arte seriamente cuando le dio un infarto y su médico le dijo: “Señor Capriles, tiene que buscarse un hobby que no sea sólo trabajar”, un dato curioso y poco conocido. Desgraciadamente, su magnífica colección nunca se ha mostrado al público, cuestión que no comparte Tanya, pues piensa que las obras deben ser compartidas con la sociedad.
Como coleccionistas, ambas coincidimos en la importantísima función social que debe tener el arte, y buen ejemplo de esto es Ideobox, un espacio para el arte fundado por Tanya y por su hija Tanya Brillenbourg en la zona de Wynwood, en Miami, al sur de la Florida. Ideobox sirve de plataforma de exhibición para los artistas emergentes, que tienen la oportunidad de exponer allí sus obras y de ser vistos por el público, pero también de ayudar mediante talleres impartidos por ellos mismos a grupos de jóvenes locales de Miami.
Además de su amor al arte, la labor social ha sido fundamental en la vida de Tanya y sus hermanos. “Desde chiquitos mi padre nos inculcó el deber de hacer por los otros y de devolver a los demás lo mucho que hemos recibido, así como la alegría de dar al necesitado” nos comenta Tanya.
Don Miguel Ángel llamaba a sus hijas “mis princesas del papel impreso”, en alusión a su grupo de medios impresos de comunicación, el más importante de Venezuela. Aún así, nunca permitió que crecieran malcriadas ni con privilegios especiales. Educada con esta profunda conciencia de responsabilidad social, un buen día Tanya creó en Venezuela la Fundación de los Niños con Cáncer, labor que hasta hoy sigue desarrollándose en Caracas con filiales en el interior del país, y construyó también el primer albergue para madres de niños con cáncer. Cuando, debido a la situación política de su país tuvo que mudarse a Miami, no se quedó tranquila y fundó Saludarte, proyecto filantrópico enfocado en la música, el teatro, la danza y las artes. Sus pilares son cuatro: creARTE, intregARTE, educARTE y curARTE, un programa cultural completo de rehabilitación, integración, sanación y ayuda.
Dice Tanya que trabajando en Saludarte ha vivido experiencias maravillosas, como la gira organizada en honor al Maestro Abreu cuando recibió el Premio Príncipe de Asturias, que incluyó cuatro conciertos en España, uno en el Carnegie Hall y terminó en Miami, o aquella vez que un grupo de presos manifestaron en la misma cárcel haberse sentido en libertad cuando escucharon el concierto que Saludarte les ofreció allí mismo.
La fundación arrancó en el año 2003 con un programa llamado Loba y con tres escuelas en Madrid. Hoy día ya tiene 60. La clase, de niños de entre nueve y 15 años, se convierte con Saludarte en una compañía de ópera durante los nueve meses escolares. La fundación se encarga de todo, desde la letra, la música, el maquillaje, la producción o la parte académica, hasta la electricidad. Sin duda alguna, concluye Tanya, “este tipo de proyectos está cambiando la educación a través de la música y del arte”. En cuanto a la danza, están trabajando con niños enfermos en los hospitales. Reconoce que “me conmueve intensamente cada vez que noto lo que le cambia la vida a un niño o a un joven, cuando se les da una oportunidad así”.
Su devoción por esta causa es tan grande como su pasión por el arte, hasta el punto que por primera vez en el mundo del arte, se va a hacer un catálogo de exposición que habla sobre una coleccionista no sólo dedicada al arte, sino también a la filantropía y a la labor social. Se trata del catálogo de su muestra en el Fine Arts Museum de Houston, Texas. Tanya se entusiasma al hablar de esto. Se da cuenta de cuánto ha hecho por los demás.
Para esta exhibición, me comenta, “me pregunté durante mucho tiempo cómo mezclar arte, música, danza… hasta concebir un maravilloso performance que abarcara todo lo que hace la Fundación”. El resultado de esto es el programa que se ofrecerá junto a la muestra de la colección de los Capriles en Texas y en el que es impactante la sinergía de los músicos con las artes plásticas; cómo los músicos bailan mientras tocan los instrumentos… Además, Tanya cuenta que en proceso se encuentra un documental hermoso.
La sonrisa le ilumina la cara cuando me cuenta sobre todo esto: la apertura fue el 19 de junio, con una gran cena para celebrarlo, y al día siguiente se presentó el performance. Para el Fine Arts Museum de Houston, esta exhibición también marca un nuevo paso en su historia.
Naturaleza muerta con limones (Still Life with Lemons, 1916), obra de Diego Rivera y clave de la exhibición, es la portada del catálogo. Curiosamente, quien la compró hace años fue su esposo, David Brillembourg, y ella siente que en el fondo, esto es un homenaje a él.
Tanya es, sin lugar a dudas, osada. Pese a haber comenzado en los años setenta coleccionando arte moderno, ha incursionado en lo muy contemporáneo. Le gusta descubrirlo, tanto como vivir la pasión a través del arte. “Es muy importante la libertad emocional que se siente cuando se pone el corazón en el arte, en la música o viendo una danza”, me dice. En su opinión, no existe nada más, “se transporta el alma a otro nivel.”
La felicidad de amar y de dar al otro y, además, sentir pasión por el arte, es la clave del éxito de Tanya Capriles de Brillembourg. Esta muestra, además, asegura que cambiará su vida para bien: “Habrá un antes y un después de Houston”. ■