¿Recuerdas cuando el papel era el soporte más importante para la comunicación, el lugar donde se escribían a tinta sentimientos y secretos? ¿Recuerdas cuando las cartas y los libros no competían con los Ipad, ebooks o e-mails? Si quieres seguir evocando su magia, la de la caligrafía y la imaginación, no te pierdas Volumen, la instalación a gran escala de la artista berlinesa de origen polaco, Monika Grzymala, en The Morgan Library & Museum, de la ciudad de Nueva York, hasta el 3 de noviembre de 2013.
El trabajo de Grzymala es el cuarto de las muestras de escultura que la Biblioteca Morgan viene desarrollando en el ciclo Summer Sculpture Series. Miles de hojas de papel hecho a mano, algunas de ellas impresas con imágenes de manuscritos autógrafos de las colecciones del museo, conectadas entre sí con hilo de encuadernación y suspendidas del techo. Para Grzymala su trabajo es una evocación del papel como portador artístico de la creatividad que vertieron sobre él, artistas, escritores y compositores. El título encierra un hermoso juego de palabras: no sólo hace alusión a las grandes dimensiones de la obra sino que también se refiere a la palabra lumen como flujo luminoso de la luz que cambia la apariencia de la obra durante todo el día.
Cuando entras a la estancia Gilbert Court de la Morgan Library, Volumen te envuelve y sientes como si sobre tu cabeza flotara un mar de nubes de papel unidas por imperceptibles filamentos. Para esta escultura, Grzymala ha usado 3000 hojas de su propio papel, más otras 2000 hojas que reproducen manuscritos de la colección de Morgan. Entre los textos elegidos hay escritos de Jane Austen, Galileo, George Gershwin y Ludwig van Beethoven.
Pero, ¿qué tipo de papel puede provocar esta sensación tan especial en el espectador? “Oh, ¡la morera! Esta crea un papel que es tan blanco que es la seda de los papeles”, cuenta la artista. Con Volumen se hermanan lo funcional y la imaginación. Grzymala deja una pieza para contemplar, pero también deja en el aire suspendido un mensaje alentador. Cuando le preguntan acerca de su inspiración, ella cuenta que “empezó con un dibujo. Entonces me pregunté, ¿cuál es el medio? Cuando nada permanece, podemos volver al papel y al lápiz y convertirnos en artistas de nuevo”. Sin duda, esta obra sublime y frágil, nos regala la eternidad, nos recuerda que poco hace falta para fabular. Apenas un papel en blanco puede ser el inicio de una nueva historia. ■