VIK MUNIZ. El verano en la ciudad, después de la obra de Edward Hopper.Para él, cualquiera de estos materiales tiene el potencial de convertirse en arte y transformar la manera en que las personas ven el mundo. Cada trabajo es una sorpresa para el espectador. Con la serie Niños de azúcar, reprodujo instantáneas que tomó de niños, utilizando azúcar. “En una hoja de papel negro espolvoreó el azúcar cuidadosamente de modo que, poco a poco, se perfilaron los retratos. Los cristales de azúcar aludían al papel esencial que el azúcar desempeñaba en la vida de los niños, pero también a las características de la película fotográfica, que está recubierta de cristales microscópicos de nitrato de plata”. En Imágenes de chocolate, usó chocolate líquido. “Algunos materiales son más difíciles de manejar que otros…. Para trabajar con chocolate se necesita rapidez, ya que se seca muy pronto y solo puede ser manipulado en el transcurso de una hora”, explica el autor. En Imágenes de papel recrea una serie de iconos de la fotografía: Margaret Bourke-White, Arnold Newman, Albert Renger-Patzsch, Charles Sheeler, Weegee, Edward Weston o Garry Winogrand, realizando verdaderos collages previos, casi artesanales, con pequeños fragmentos de papeles con todas las gamas de grises. Para los dibujos de la serie Imágenes de hilos, formó capas de hilo a medida que lo fue desenrollando. “Los volúmenes de las capas crean la sensación de distancia: las imágenes en primer plano se representan mediante la acumulación de capas gruesas de hilo, en tanto que los elementos distantes aparecen en capas más finas”. Otra de sus series más sorprendentes es Imágenes de basura, retratos de personas que viven y trabajan en el mayor vertedero del mundo, el Jardim Gramacho (Río de Janeiro), y sobreviven reciclando lo que encuentran.Muniz no es fotógrafo, ni dibujante, ni pintor, pero es todo a la vez. Funde dibujo con fotografía, luz con plastilina, nubes con algodón, grafito con alambres; utiliza diversos medios y materiales y, por lo general, altera su uso convencional. Siempre con la fotografía como soporte de su obra.
VIK MUNIZ
1. Retrato de Monica Viti.
2. Marat.
En cuanto al uso de las imágenes, Muniz retrata personajes de la cultura popular como Drácula, Frankenstein o Elizabeth Taylor, u obras de arte de pintores como Edward Hopper, Paul Cézanne, Caravaggio o Warhol, e incluso reproduce imágenes con una alta connotación política. Sin embargo, no pretende apropiarse de nada, sino “crear un vínculo con la imagen o el género conocido que permita al espectador, en el momento en que vuelva a ver la imagen, trazar el camino que conecta las distintas versiones. Como en el juego de encontrar las diferencias”.
Sin duda, acercarse a la obra de Muniz es adentrarse en una experiencia de preguntas y sensaciones, una provocación y un juego, un viaje distinto al conocido, en el que Muñiz parece salirse de su obra, mirarte a los ojos y decirte “acércate, acércate, ven más acá de la imagen”. ■