En el mundo actual, donde la gastronomía se ha vuelto una pasión y a veces una obsesión, lo único que faltaba era un museo dedicado a la exposición y estudio de este fascinante mundo. Con la llegada de la “pornografía gastronómica” y la divulgación del universo gourmet a través de la publicación de fotos de los platos más exóticos del mundo en todas las plataformas de las redes sociales, nunca hemos estado más interesados en lo que comemos, en lo que tomamos y en el origen de nuestros alimentos.
El afamado escritor y crítico culinario Dave Arnold, consciente de la importancia de crear un espacio dedicado a las particularidades del mundo gastronómico, trabajó por más de 10 años para crear en Nueva York el “Museo de comidas y bebidas” (MOFAD, por sus siglas en inglés), un concepto innovador dentro de la industria y la cultura culinaria.
Luego de tanta dedicación, finalmente abrió las puertas al público el 28 de octubre del 2015 en el barrio Williamsburg de Brooklyn. Tal como Arnold lo había concebido, el museo es una instalación que captura los sentidos de los visitantes, envolviéndolos en un mundo de sabores, aromas y visiones. Su primera exhibición, Flavor: Making It and Faking It (El sabor, cómo crearlo y cómo imitarlo) llevaba a los visitantes a través de un dinámico recorrido por la historia, la psicología, la ciencia y la cultura del sabor, con el que se buscó percibir los estrechos límites entre los sabores naturales y los artificiales.
Una experiencia de inmersión en la que los visitantes podían oler y degustar los alimentos y las bebidas que se preparan a la vista para así poder distinguir, por ejemplo, la diferencia entre una vainilla en rama y un saborizante de vainilla, o comparar el sabor químico del MSG (glutamato de monosodio) con el particular y sutil umami de las setas y las algas.
Esta exposición inaugural fue el primer paso hacia el objetivo final de Dave Arnold: un museo a gran escala, totalmente dedicado a la comida y la bebida, para tomar conciencia de lo que consumimos y para explorar y experimentar los ingredientes y creaciones que han dejado un sello en las diferentes sociedades. Un ejemplo de esto último fue la muestra que se realizó durante el festival Summer Streets de Nueva York, Boom! The Puffing Gun and the Rise of Cereal. La exhibición mostró una “máquina infladora” que crea diversos tipos de cereales en una explosión de sabores. Este espectáculo le valió al innovador escritor gastronómico revisiones muy favorables por parte de los críticos especializados.
Mientras tanto, Dave Arnold y su equipo seguirán desafiándonos a conectarnos con todo aquello que comemos y bebemos. ■