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La canela es una especia afrodisíaca que tiene su origen en el Oriente. El aceite a base de canela parece haber sido el secreto de la legendaria reina de Saba para seducir al rey Salomón alrededor del año 950 a. C, aunque el suave, dulzón y estimulante aroma de la canela parece que nos ha acompañado desde mucho antes.
Escrituras chinas e indias que datan del 2500 a. C detallan instrucciones para su uso en medicina y como estimulante sexual. En papiros egipcios se han encontrado recetas y diferentes aplicaciones a base de canela, y también es mencionada en varios pasajes de la Biblia. Los griegos y romanos antiguos la incluyeron como aromatizante de vinos y comidas, destacando sus propiedades estimulantes y afrodisíacas. Y ya en la Edad Media, los marinos venecianos y genoveses impulsaron su difusión en Occidente.
Suave, dulce y perfumada canela
La canela es el único afrodisíaco natural reconocido como tal por la medicina, pues se sabe que actúa como estimulante del riego sanguíneo, especialmente en la zona abdominal del organismo. Esta acción mejoraría la irrigación de sangre en los genitales femeninos y masculinos, facilitando la excitación sexual. Se ingiere en preparados y tisanas, pero también se sabe que, con sólo aspirar su aroma en un ambiente calmo y relajado, contribuye a combatir la disminución del deseo sexual.
Rituales de miel y canela para la seducción
El término “afrodisíaco” proviene del nombre de la diosa griega Afrodita, Venus para los romanos, deidad relacionada al amor, la belleza y la fertilidad. Entre sus facultades estaban las de otorgar mayor voluptuosidad u obtener poder de seducción. De hecho, se considera que fue durante el culto a Afrodita que se popularizaron los estimulantes masajes corporales con aceite de canela.
Sin embargo, el poder de la canela se extendía más allá del Mediterráneo. Se le atribuye a Dzohara, diosa de la poesía y del amor en la mitología árabe, un antiguo y curioso ritual de seducción que indicaba envolver primero ramas de canela en un pañuelo de seda rojo y agregar dos o tres gotas del perfume favorito, guardar luego el pañuelo bajo la almohada durante tres noches y, a la siguiente, vestirlo al cuello invocando a la diosa Dzohara.
En otra punta del planeta también se sigue la tradición de esta receta afrodisíaca: las culturas andinas de Sudamérica, por ejemplo, preparan por su lado una infusión con canela, licor y azúcar para protegerse del intenso frío nocturno de las altas montañas. Otra versión, más romántica, transforma la infusión en un potente afrodisíaco incorporando a la canela chocolate amargo, clavo de olor y miel.
El canelo de Ceylán
La canela nos llega en la actualidad en polvo fino de color marrón claro o rojizo y también en pequeños enrollados de la corteza del canelo (Cinnamomum Verum o C. ceylanicum), árbol originario del Asia meridional. Contiene gran cantidad de calcio, potasio, vitaminas A y C, hierro, magnesio y fósforo. De los cuatro tipos de canela, las más difundidas en Occidente son Ceylán y Cassia. Esta última proviene de China, es de color marrón rojizo y la más difundida en Estados Unidos. En cambio, la canela de Ceylán, también denominada “verdadera canela”, proviene de Sri Lanka (antigua Ceilán hasta 1972) y es de color marrón claro y de sabor algo más suave.
Entre los beneficios de salud que los estudios médicos han atribuido al consumo de la canela en épocas recientes, se encuentran sus propiedades anticancerígenas, su capacidad para controlar los síntomas de las enfermedades degenerativas como Parkinson y Alzheimer y sus propiedades antiinflamatorias. ■
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