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Existen muchos castillos en Europa que se podrían tildar como de cuentos de hadas: el Alcázar de Segovia en España, la fortaleza de Guaita en San Marino o el ensoñador castillo Eilean Donan de Escocia entre otros, pero es seguramente en Alemania donde se hallan los castillos y fortalezas más bellos del viejo continente, y probablemente el de Wartburg, por su exquisita monumentalidad y por el lugar en que se ubica, sea uno de los más hermosos, con más historia y mejor conservados del norte de Europa.
Para poder visitarlo debemos viajar hasta la ciudad de Eisenach, en el estado federado de Turingia, en el centro de Alemania, una bella región famosa por su frondoso bosque de más de 150 kilómetros de superficie rodeado de montañas.
El castillo-fortaleza de Wartburg, suspendido junto a un precipicio de más de 400 metros de altura, fue el primer castillo alemán en ser declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, y es ejemplo de la culminación del período feudal en Europa central, a pesar de las reformas y adiciones hechas en siglos posteriores.
Es seguramente en Alemania donde se hallan los castillos y fortalezas más bellos del viejo continente.
El castillo presenta un pasado de más de mil años de historia en Alemania, pues sus orígenes se remontan a finales del siglo IX. Se cree que su fundador fue el señor feudal de Schauenburg, quien mandó construir un bello edificio residencial que se irguió dentro de las murallas que rodean el castillo y cuya construcción finalizó en el año 1180. Esta edificación, denominada Palas, está considerada como una joya de la arquitectura románica tardía. Al este de este soberbio edificio se encuentran las murallas y los contrafuertes del castillo y, en su interior, se observa un gran patio rodeado de arcos sustentados por doscientas columnas.
[more-links]Al margen de su belleza interior y exterior, el castillo de Wartburg fue testigo mudo de grandes acontecimientos históricos de Alemania, y muchos personajes célebres residieron en su interior, como por ejemplo, Isabel de Hungría, más tarde Isabel de Turingia, quien se hizo famosa en toda la región gracias a su bondad y gran corazón. Falleció a la temprana edad de 24 años, y la Iglesia Católica la canonizó y la convirtió en Santa Isabel. Martín Lutero, impulsor de la reforma religiosa durante el siglo XVI, se refugió en Wartburg y aquí completó su traducción al alemán del Nuevo Testamento. El compositor Richard Wagner se inspiró en los ambientes de Wartburg para situar el espacio físico de su ópera Tannhäuser, y el poeta y escritor alemán Goethe pasó algunas temporadas de descanso en su interior.
Vale realmente la pena observar detenidamente la colección de arte del castillo, creada hace más de 200 años por recomendación de Goethe, y que incluye joyas incunables de más de ocho siglos de historia, tapices, cuadros del pintor Lucas Cranach, muebles antiguos, esculturas del artista Tilman Riemenschneider y artesanías Renaissance.
En la actualidad, durante la etapa estival se celebran en el Palas los afamados conciertos Wartburg, así como una serie de otros eventos como el Festival de Teatro o el entrañable mercado de Navidad, cuya fama atrae a visitantes de todo el mundo. ■