Hubo un tiempo en el que preparé muchos almuerzos para hombres, como una especie de técnica de investigación. Tenía que probar las recetas creadas por mí misma, y entonces invitaba a quien era mi marido en ese entonces, a sus amigos y a mis compañeros de trabajo en oficinas cercanas para que fueran algo así como mis ‘conejillos de indias’. Las comidas tenían que ser buenas, no me podía permitir que estos hombres no volvieran a pisar mi casa, de hecho, muchos de ellos se han quedado también a cenar.
Es mucho más sano almorzar de manera copiosa que cenar demasiado e irse a dormir con el estómago lleno. Además, después de almorzar puedo dejar los platos sin fregar y posponerlo hasta la noche, ya que a esa hora tengo que hacerlo igualmente. Cuando hacía estos almuerzos con hombres, no me estresaba ni un poquito, ya que mis invitados sabían que yo estaba poniendo a prueba mis recetas y que no sabía muy bien cuál será el resultado final. Y si ocurría lo peor, siempre se podía recurrir a la cena de la noche anterior o hacer un sándwich de jamón.
Los hombres que almorzaban en mi casa no eran de los que se conforman con una ensalada de lechuga y atún. Esperaban, e incluso reclamaban una comida suculenta con postre incluido.
Al tiempo de lanzar la propuesta, me di cuenta de que muchos venían a casa más temprano de lo habitual para saber qué había para comer, o para echar un vistazo por encima de mi hombro mientras yo revolvía una salsa o terminaba de hacer el postre. Yo me lo tomaba como un gran cumplido.
Cuando les gusta lo que había cocinado, hablan de ello toda la tarde y me pedían que lo repitiera unos días después. Estos almuerzos bacanales eran de gran ayuda para mí, después de todo yo cocino para complacer a otras personas, y si los todos disfrutan, he ganado la partida.
Me divertía ver cómo me prestaban atención durante la comida, mientras hablábamos sobre los beneficios de la carne de res marinada o de la mejor forma de cortar el jengibre. De hecho, ellos tenían diversas opiniones sobre la textura de la vichyssoise y querían saber cuántos huevos son necesarios para hacer un soufflé.
También compartíamos las dificultades de hacer una crème brulée perfecta (caliente en la parte superior y fría en la parte inferior) y de cómo hacer un Bloody Mary. Ellos tenían distintas teorías sobre las bondades de los menús y preferían los que incluyen algún tipo de carne y patatas (me miraban mal cuando yo trataba de colar un ligero almuerzo vegetariano) y unos hermosos tomates pelados. No deja de sorprenderme su conocimiento sobre la materia y su preparación técnica. Supongo que la cocina es el corazón de un hogar, y ya sea por ósmosis o simplemente por afición a comer, todos nos impregnamos de algún conocimiento.
Voy a compartir con ustedes algunos de los platos que más éxito tuvieron cuando hice este tipo de almuerzos. Tomen nota: si están empezando una relación amorosa, desean volver a encender la pasión de su pareja o si quieren agasajar a su esposo en el día de padre, aquí está mi lista de lo que les gusta comer a los hombres:
Carne de cualquier forma o tamaño
Las patatas cocinadas de mil maneras
Cualquier cosa con mayonesa
Salsa de chocolate caliente
Por supuesto, esta lista de preferencias no es muy extensa, pero la verdad es que conquistar a los hombres por el estómago es algo bastante sencillo.
Patatas importantes
La receta se llama «patatas a la importancia». Es un plato gitano típico de Sevilla, pero en casa lo hemos apodado «patatas importantes». Las patatas no se cocinan a la primera, porque son las «importantes». Pasan por distintos procesos. Yo cocino este guiso en una cazuela española para mantener su esencia rústica, pero si se cocina en una sartén grande queda igual de bien.
[Para seis raciones]
4 patatas medianas, peladas y cortadas en pedazos de una pulgada y media
1 cebolla, finamente picada
1 tomate, finamente picado
1 diente de ajo en rodajas
2 huevos batidos
½ taza de harina
1 taza de vino blanco o más, dependiendo de la cacerola
Sal y pimienta
Aceite de oliva para freír
En una cazuela o sartén grande, saltear la cebolla, el ajo y el tomate hasta que estén blandos, añadir sal y pimienta y reservar. En una sartén aparte, añadir un poco de aceite de oliva. Pasar las rodajas de patata primero por el huevo, luego por la harina y freír en una sartén hasta que se doren por ambos lados. Una vez que la mezcla de la cebolla y el tomate quede suave, colocar las patatas fritas planas en la parte superior, cubrir con vino blanco y cocinar a fuego medio durante unos 20 minutos, o hasta que el vino se haya evaporado y las patatas estén blandas. Servir caliente.
Asado de cerdo con vegetales de raíz y Jerez
Este plato también se puede hacer con un pedazo más grande de carne de cerdo, pero necesita mucho más tiempo de cocción. Así que para la hora del almuerzo el lomo funciona de maravilla. Hay que cortar la carne, servir con el puré y acompañarlo con las «patatas importantes».
[Para seis comensales]
2 trozos de lomo de cerdo cortado
2 zanahorias en rodajas
1 puerro en rodajas
1 cebolla picada
4 tallos de apio picados
1 taza de caldo de pollo
1 taza de vino blanco
1 hoja de laurel
Sal y pimienta
2 cucharadas de aceite de oliva
En una olla lo suficientemente grande para que todos los ingredientes quepan cómodamente, agregar el aceite de oliva, dorar la carne y sazonar con sal y pimienta. Añadir las verduras picadas, el laurel, el caldo de pollo y el vino. Llevar a ebullición y dejar hervir a fuego muy lento durante una hora aproximadamente o hasta que las verduras estén blandas. Colocar la carne sobre una tabla de cortar y dejar reposar. Retirar la hoja de laurel y hacer un puré con las verduras en la batidora o en el procesador de alimentos. Cortar la carne en filetes de media pulgada y colocar en un plato junto con el puré. Servir caliente.
Helado de Vainilla
Hacer helado de vainilla es realmente muy fácil y es la base del resto de helados de cualquier sabor. Puede añadir mango, duraznos o puré de fresa y utilizar todos los frutos aromáticos, sobre todo los de temporada. No creo que sea necesario hacer helado casero, ya que los que venden en las tiendas son perfectos. Pero si trata de impresionar a alguien, pruebe a hacerlo usted mismo. Los resultados son sorprendentes.
[Para seis raciones]
4 yemas de huevo grandes
¾ de tazas de azúcar fino
Una pizca de sal
1,5 taza de leche
2 tazas de leche o crema de leche
Una vaina de vainilla
En una cacerola pequeña, escaldar suavemente la leche y la vainilla y dejar a un lado la vainilla para dar sabor a la leche. En una caldera, mezclar las yemas de huevo, el azúcar y la sal y revolver hasta que el azúcar se derrita. Añadir la leche caliente poco a poco, sin la vaina de vainilla, y continuar revolviendo hasta que la crema espese, alrededor de 15 o 20 minutos. Retirar del fuego y agregar la crema de leche. Poner en un recipiente, cubrir con papel de plástico (tocando la superficie de la crema) y enfriar. Verter la crema en el churner helado (máquina antigua para hacer helado o mantequilla) y mezclar durante media hora. Verter la mezcla en el molde preparado y congelar durante 2 horas o hasta que cuaje por completo.
Salsa de chocolate
[Para una taza y media]
16 onzas de chocolate negro amargo
¼ de taza de crema de leche
Colocar el chocolate en una olla al baño maría hasta que se derrita. Revolver para asegurarse de que no queden trozos duros y añadir la nata. Mezclar bien y servir caliente. ■
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